martes, 17 de noviembre de 2020

La toma de la Bastilla

En la mañana del 14 de julio, el precio del pan superó todas las cotas precedentes. Se extendió el rumor de que el rey iba a ordenar que dispararan al pueblo desde la Bastilla, y una multitud de cerca de 50.000 personas se concentró ante el castillo, después de haber asaltado el hospital de los Inválidos, un cuartel-museo en el que obtuvieron armas. Los intentos de conciliación fracasaron y los soldados dispararon, pero numerosos guardias se unieron a los manifestantes y la Bastilla fue tomada. El populacho se hizo así con millares de fusiles y todos los prisioneros fueron liberados (todos eran siete: cuatro falsificadores, dos locos y un noble libertino). Tanto el gobernador De Launay como el preboste de los comerciantes fueron decapitados y sus cabezas fueron paseadas en lo alto de sendas picas. Cuentan que, cuando el rey se enteró de la toma de la Bastilla exclamó: "¡Pero esto es un motín!" Y el duque de La Rochefoucauld le replicó: "No sire, es una revolución".


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